Esta madre de tres hijos se convirtió en una chilena en el exterior por el trabajo de su marido. “Me fui de Chile cuando me casé, de lo contrario, creo que nunca me hubiera ido", revela. "Trabajaba en distintas partes, modelaba y animaba eventos. Cuando menos me lo esperaba, me enamoré de Raúl Squadritto. Él vivía en Miami por su trabajo en una salmonera chilena. Nos casamos y nos fuimos a vivir a Los Ángeles, California, como “expats", explica Carolina, rememorando una itinerancia que la ha llevado a vivir entre Chile, Estados Unidos e Italia en los últimos veinte años.
Carolina es viñamarina, profesora e historiadora, tiene estudios de posgrado en Historia Oral y se ha desempeñado como docente en varios niveles educativos, desde kínder hasta universitario. En la Universidad los temas en que se especializó fueron Educación e Historia de la Mujer. También ha desarrollado una interesante trayectoria en medios de comunicación que comenzó en la señal de UCV TV y ha continuado, principalmente, en medios regionales. "Todavía hago televisión desde aquí, conduzco el programa Auténticas del Sur al mundo, que produce Vértice TV de Puerto Montt".
¿En qué momento te conviertes en una figura conocida en Instagram?
Desde siempre publicaba cosas en mi cuenta de Facebook. Soy hija única y una forma de mantenerme en contacto con mis papás, con la familia y amigos en Chile, era ir mostrando lo que hacía en el día a día. De pronto, mis amigos de Facebook empezaron a comentar mis publicaciones, a decir que les parecía simpática la forma en cómo relataba. Hace años, antes de que existiera el concepto influencer, una amiga me sugirió capitalizar esa actividad, pero era complicado por el trabajo de mi marido. Luego, en Miami, me di cuenta que Instagram es una red muy usada y necesaria. Ahí comencé a utilizar más este medio. Empecé a generar contenidos para varias cuentas de Instagram de colegios, Mujeres Internacionales, La casita Foundation, así como para las comunidades francesas e italianas residentes en Miami.
El contenido que publico en mis redes es muy espontaneo. Luego empecé a mostrar lo que hacía en el aeropuerto, mis trabajos y voluntariados en general y eso generó más audiencia.
En el aeropuerto coincidimos muchas mujeres y me gusta mostrar lo que hacemos. En Instagram, tengo muchas seguidoras y me gusta la interacción que he logrado construir con ellas. Servir como inspiración. Hay muchas mujeres de todas las edades que me preguntan cómo es trabajar en el aeropuerto. Es una manera también de servir a la Comunidad.
Creo que es mi vocación de profesora y comunicadora lo que me motiva a mostrar y compartir los lugares donde te toca vivir. Las redes sociales son un gran aliado cuando vives afuera y una manera de compartir la cotidianeidad con tus familiares y amigos en todo el mundo y también de hacer nuevos amigos; en mi caso mis instamigos que me hacen feliz cada día.
Todas las noches reviso los mensajes de Instagram y respondo las preguntas, como se hacía en los programas de televisión de los años 90, donde se hablaba por teléfono con el auditorio y se recibían y leían las cartas al aire.
Actualmente, te desempeñas como agente de servicio a pasajeros en LATAM ¿cómo ocurre eso?
Vivimos un momento muy difícil como familia cuando forzosa e inesperadamente tuvimos que reinventarnos. Como mujer no podía quedarme de brazos cruzados y a pesar de que siempre hacía cosas y trabajaba algunos días en una boutique, necesitaba un trabajo estable. Había intentado en colegios privados como profesora de idiomas, pero no resultó. A través de un amigo de Génova supe que estaban contratando a personas para atención a pasajeros en tierra de la aerolínea Ita Airways y me puso en contacto con personas maravillosas que me ayudaron. Me quedé con el trabajo y ahí comencé a interactuar bastante con el staff de LATAM. Al tiempo me invitaron a incorporarme a la compañía (LATAM). Las condiciones se dieron y estoy muy feliz de trabajar para la aerolínea. No es fácil salir de la zona de confort y hacer algo completamente distinto a tu formación académica. Siempre me encantó viajar y los aeropuertos, pero no es tan fácil como uno piensa.
En mi trabajo actual, servicio al cliente, se combinan muchas cosas que para mí son importantes: la educación, América Latina, mi experiencia como comunicadora y como historiadora. De alguna manera, al ser Miami tan multicultural, es vivir la historia. Formar parte de LATAM me ha permitido reconectarme con la chilenidad y mi identidad.
¿Qué otros proyectos estás desarrollando?
Por esas cosas de la vida, coincidí con un experto en aviación comercial, que tiene flylinkers, una plataforma para la que genero contenido, vídeos, con noticias de la industria, datos y entrevistas. Además, colaboro con la Cámara de Comercio de Chile en Miami, la Federación de Cámaras de Comercio de América Latina, así como con las comunidades de franceses (Miami Accueil) y de italianos (Casa Italia) en Miami.
¿Qué consejo darías a aquellas mujeres que, como tú, salen de su país acompañando a la familia?
Que busquen su tribu de mujeres. Es muy importante tener amigos y pedir ayuda. Hay que tener siempre presente que uno va a partir de cero, lo que no es fácil. Es fundamental crear redes. Es importante compartir lo bueno y lo malo que a uno le toca vivir. Hay que generar comunidad donde uno vaya, los amigos en el extranjero son tu familia, si te pasa algo, bueno o malo, ellos son los que van a estar a tu lado. En mis doce mudanzas, por tres países y seis ciudades donde he vivido, nuestros amigos han sido fundamentales y estamos eternamente agradecidos. Aunque a muchos no los hemos vuelto a ver, están siempre en nuestro corazón.
Otra cosa importante es tratar de insertarse en el lugar al que llegas, aprendiendo el idioma, estudiando, tratar de trabajar en lo que sea y entender que nadie te conoce y que solo depende de ti armarte una vida. Yo soy de Viña del Mar, pero nunca he vuelto a vivir a mi ciudad. Incluso en Chile, cuando te toca residir en otra región, te sientes igualmente extranjera.
He hecho muchas cosas por integrar e integrarme a la comunidad a la que me toca llegar. Como hablo francés, italiano, inglés y un poco de portugués, trato de dar una mano a las personas que llegan a Miami, que fue lo mismo que yo viví y recibí. En estos años de vivir fuera, he pasado malos momentos, pero también buenos.
Para los hijos tampoco ha sido fácil. Son tres, la mayor nació en Los Ángeles, otro en Miami y el último en Chile, en Rancagua. Ellos me preguntaban “mamá, ¿de dónde somos?”, y yo les respondía chilenos, italianos y estadounidenses. Ellos son totalmente trilingües hablan “chileno”, italiano e inglés, como nativos y estudiaron bastante francés, eso es un regalo y una inversión para el futuro que les abrirá muchas puertas y les permitirá ser ciudadanos del mundo y tener amigos de todas las nacionalidades
Y actualmente, ¿de dónde se siente Carolina Avaria?
A pesar de extrañar mucho Italia, hoy me siento mucho más de Miami y parte del crisol cultural que ofrece esta ciudad. Puedo decir que aquí encontré mi lugar.
Sigue a Carolina Avaria en Instagram