Agustín Searle Vial nació en Santiago hace poco más de tres décadas. Estudió Derecho en la Universidad de Chile y tras egresar, tuvo un breve paso profesional tanto en el mundo privado como en el sector público. Se detiene en el tiempo en que estuvo en el Ministerio de Hacienda, donde se dio el contacto más estrecho con lo multidisciplinario, lo cosmopolita, lo diverso.
"Primero trabajé en un estudio de abogados, una experiencia que fue muy formativa. En Hacienda estuve en la coordinación legislativa. Trabajar en Gobierno fue lo que me dio la perspectiva de lo público, la interacción con otras profesiones, lo que me llevo a estudiar Relaciones Internacionales y la Migración como fenómeno"
El connacional nos cuenta sobre su familia "tengo varios hermanos. Mis padres están en Chile. Mi hermana mayor también vive fuera, en Australia, somos los chilenos en el exterior".
Sobre su actualidad, nos señala: "Me gusta vivir en Bruselas. Es la capital de la Unión Europea, aloja muchísimas organizaciones internacionales y para lo que a mí me interesaba hacer en el plano laboral, sentía que podría haber más oportunidades. Además, a diferencia de otras ciudades europeas, era mucho más accesible económicamente. Me encanta su diversidad, es una de esas ciudades extremadamente internacional, como Londres, París o Nueva York".
En la capital belga, Agustín forma parte del equipo del Centro Internacional para el Desarrollo de Políticas Migratorias, donde hoy se desempeña como Oficial de Proyecto Asociado en la "European Union Global Diaspora Facility-EUDiF". La iniciativa, que cuenta con financiamiento de la Unión Europea, trabaja para consolidar los esfuerzos sobre el compromiso de la diáspora para el desarrollo y donde se estudia también cómo los países se vinculan con sus nacionales residentes en el extranjero.
"Trabajo en un equipo internacional. Hay franceses, británicos, personas de Ghana, El Líbano, Moldavia. Es muy interesante ver las distintas maneras de trabajar, ya que uno aprende y viceversa".
Al ser parte de una diáspora y a la vez, estudiar sobre este fenómeno, nos confiesa la importancia que para él reviste que un Gobierno fomente las relaciones con sus nacionales en el exterior, ya que son una suerte de embajadores.
Nos comparte una interesante anécdota "En Bruselas hay un carrito de un chileno que vende churrascos, empanadas con pebre, merquén. A mí me transporta, tiene un significado emocional muy fuerte, pero me es muy bonito ver cómo otras personas se interesan por algo tan nuestro y como desde probar un plato de un lugar, te puede llevar a querer conocer más de ese sitio".
Con mucha emotividad nos platica su experiencia votando desde el extranjero, que cataloga como clave para mantenerse conectado con el país. "Ha sido muy emocionante, además haber participado muchas veces. He sido vocal de mesa en el exterior en dos ocasiones. Es muy lindo darse cuenta lo que a la gente le importa votar.”
Agrega que para él, ejercer sus derechos cívicos es extremadamente importante y nos comparte que en Bélgica, pese a ser residente, no tiene derecho a voto.
¿Cómo se ve Chile a la distancia? Al subrayar que le parece una interesante pregunta, en un momento muy importante de la historia del país señala, "han pasado muchas cosas desde el estallido, la pandemia, los dos procesos constitucionales. Estar afuera mientras en el país se viven estos procesos ha sido difícil. Uno siente que se está perdiendo momentos importantes. Pero al mismo tiempo, ver todo desde afuera te da otra perspectiva. Uno ve las cosas con calma, con paños fríos".
Concluye reconociendo "Chile tira, yo voy todos los años a pasar la Navidad allá, pero no sé si vuelva definitivamente", no obstante, señala enfático "la conexión con el país no se perderá. Me pasa que entre más tiempo estoy afuera, más quiero conectarme con Chile".